El fudge es una especie de turrón cremoso y pegajoso: una auténtica delicia. Se prepara en un momento con ingredientes que probablemente tengas por casa y que puedes variar como quieras.
Fudge de chocolate sin azúcar
Raciones: Una tableta de 18 x 12 cm
Preparación: 10 '
Cocción: 2 '
Total: 12 '
Ingredientes
- ½ taza de manteca del fruto seco que quieras (yo he usado de anacardos), 100 g. Piensa que el sabor se notará. La de anacardos y la de coco son las más suaves. Si te gusta el tahini, úsalo, pero piensa que es más áspero. Las mantecas de almendras o avellanas también quedan bien pero el sabor se notará más, sobre todo la de avellanas.
- ¼ de taza de aceite de coco, 50 g + ¼ de taza de aceite de coco, 50 g. Una parte será para la base y la otra para la cobertura.
- ¼ de taza de crema de leche de coco, 60 ml
- ¼ de taza de cacao en polvo, 25 g + ¼ de taza de cacao en polvo, 25 g. Una parte será para la base y la otra para la cobertura.
- 1 cdta de edulcorante, opcional
- Una pizca de sal
Instrucciones
- Coloca en un cazo pequeño con el fuego al mínimo los 100 g de manteca de fruto seco, 50 g de aceite de coco, 60 ml de crema de leche de coco y 25 g de cacao en polvo.
- Remueve poco a poco durante unos 2 minutos. Apaga el fuego y sigue removiendo hasta que esté todo bien combinado.
- Forra un molde o recipiente pequeño con papel de horno, yo suelo usar un táper de cristal de 18 x 12 cm.
- Vierte la mezcla y alisa la superficie.
- Mete el recipiente en el congelador durante 30 minutos o más hasta que la mezcla se endurezca.
- Entretanto, prepara la cobertura en el mismo cazo mezclando 50 g de aceite de coco con 25 g de cacao en polvo y la cucharadita de edulcorante, que es opcional.
- Saca el recipiente con la base de la nevera y vierte por encima la cobertura. Refrigera de nuevo durante 1 hora o más, hasta que la capa superior esté sólida.
- Para comerlo, tira del papel de horno para desmoldar todo el bloque y córtalo en trozos pequeños.
- Se conserva en la nevera mucho más de lo que tardarás en comerlo. En casa suele durar 6 o 7 días. También se puede congelar, incluso comer recién salido del congelador, como un bombón helado.