La albahaca es una hierba aromática anual a la que no le gusta nada el frío, así que en cuanto empiezan a bajar las temperaturas es el momento de cortar todas las hojas y congelarlas antes de que se pongan negras.

¿Es preciso blanquear las hojas antes de conelarlas? Yo creo que no merece la pena, el color es casi idéntico y la albahaca pierde sabor, así que yo omito ese paso.

Cómo congelar albahaca fresca

Te propongo 3 métodos para congelar tu albahaca y disfrutarla durante los meses de frío.

1. Congelar las hojas enteras

Para congelar las hojas de albahaca enteras:

  1. Lávalas y sécalas con papel de cocina o un paño.
  2. Mételas en una bolsa y guárdalas en el congelador.

Las hojas se encogerán y algunas se partirán, es decir, al descongelarlas nunca quedarán como una hoja fresca ni mucho menos, pero no pasa nada si después las vas a triturar o utilizar en recetas donde no importe su textura.

2. Triturarlas con aceite de oliva y congelar esa mezcla

Es como crear una especie de pastillas de albahaca, listas para utilizar en una salsa de tomate, una sopa... o un pesto. :)

Para preparar tu mezcla:

  1. Lava y seca las hojas de albahaca con papel de cocina o un paño.
  2. Colócalas en una batidora y añade aceite de oliva. La proporción es de unas 2 cucharadas de aceite por cada taza de hojas de albahaca (un puñado grande), pero añade más si ves que hace falta para que la albahaca quede triturada.
  3. Tritura hasta lograr una mezcla homogénea.
  4. Pasa la mezcla a una cubitera y congela.
  5. Cuando se haya congelado, pasa los cubitos a una bolsa y consérvalos en el congelador hasta el momento de usarlos.

3. Preparar pesto y congelarlo

Escribí hace unas semanas un artículo sobre esto, haz clic aquí para leerlo. El pesto aguantará hasta un año en tu congelador, justo a tiempo para la siguiente cosecha.